17 de junio de 2008

EL SENDERO OCTUPLE

La segunda parte (no la final) del lado oscuro vendrá posiblemente a continuación de este post la próxima semana, debido a la importancia de nuestra liberación justamente del lado oscuro es que me veo obligado con gusto a entregar el gran proceso de la liberación.



Una de las grandes contribuciones de Buda a nuestra humanidad, es un camino, los senderos que debemos realizar todos, no es algo para leer ni entender intelectualmente es un avanzar en la conciencia; llamado por el budismo NOBLE SENDERO OCTUPLE. Es de una gran importancia su realización por cada uno de nosotros.

Dice el diccionario budista de Bhikku Saddhamanda:
“Noble se considera a quien alcanzó una de las ocho etapas tradicionales de Santidad. Los nobles abarcan 4 categorías: Quien entró en la corriente; Quien retorna una sola vez; Quien jamás retorna; y el Arhat o Santo propiamente dicho.

Las etapas de santidad se dividen en 2 grupos de 4 aspectos cada uno. En ambos se hace referencia a la realización del sendero, entendiéndose como tal al “sendero supermundano” y, al mismo tiempo, al acto o instante de ingresar en los estadios de Santidad. En cuanto a “disfrute” se significa con ello momentos de consciencia, repetibles bajo diferentes circunstancias y en incontables ocasiones durante la vida, como consecuencia de la realización del Sendero.

El primer grupo incluye:
-Realización del Sendero por parte de quien entró en la corriente;
-Realización del disfrute por parte de quien entró en la corriente;
-Realización del sendero por parte de quien retorna una sola vez;
-Realización del disfrute por parte de quien retorna una sola vez.

El segundo grupo comprende:
-Realización del sendero por parte de quien jamás retorna;
-Realización del disfrute por parte de quien jamás retorna;
-Realización del Sendero de la santidad;
-Realización del disfrute de la santidad.

La realización del Sendero por parte de quien entró en la corriente implica “pasar a liberarse” de la duda escéptica, de la creencia en la propia personalidad y del apego a normas y ritos.
La realización del disfrute por parte de quien entró en la corriente importa estar liberado de esas tres ataduras.
La realización del sendero por parte de quien retorna una sola vez significa la cuasi liberación de la malevolencia y el deseo sensual. La realización del sendero por parte de quien retorna una sola vez establece la liberación cabal de la duda escéptica, la creencia en la propia personalidad, el apego a normas y ritos, la malevolencia y el deseo sensual. La realización del sendero de santidad culmina con la liberación de las ataduras anteriores, más las siguientes: Infatuación, ignorancia, desasosiego, anhelo de existencia material sutil y anhelo de existencia inmaterial.
El sendero octuple es una vía a alcanzar de manera imperativa, quien no lo haga difícilmente verá lograda su liberación.
“El camino que permite la desaparición del dolor es la Ley (Dharma), la cual puede dividirse en lo que se llama el octuple sendero.


Son ocho reglas sustantivas:
-recto entendimiento
-recto pensamiento
-recta palabra
-recta acción
-recta vida
-recto esfuerzo
-recta atención, y
-recta concentración.

Leamos a Steiner, (Evangelio de Lucas) siempre brillante, “El buda decía: La causa del sufrimiento en el mundo proviene del hecho de que de las encarnaciones anteriores subsiste algo de que el hombre nada sabe. Lo que el retiene de sus encarnaciones anteriores es la causa de su no conocer nada del mundo, y esto es la causa del sufrimiento y del dolor, de la pesadumbre y la preocupación. Pero si el llega a ser consciente de las fuerzas que se hallan en su cuerpo astral y que el puede emplear, entonces puede, si el quiere, adquirir un conocimiento independiente de todo lo anterior, un conocimiento suyo propio.

Esto es el conocimiento que el Buda quiso dar a los hombres por medio del “Sendero de ocho etapas”, en que se indican las fuerzas que el hombre debe desarrollar a fin de adquirir en el actual ciclo de la humanidad un conocimiento no influenciado por las reencarnaciones sucesivas. Por la fuerza que el mismo Buda había alcanzado, el elevó su alma a lo que es posible adquirir por las fuerzas supremas del cuerpo astral; y en el “Sendero de ocho etapas” quiso señalar a la humanidad el camino del conocimiento no influido por Samskara*.
Lo definió de la siguiente manera:
El hombre llega a obtener semejante conocimiento del mundo, si con relación a cada cosa se forma un correcto concepto, que nada tenga que ver con simpatía o antipatía o, quizá, porque sea de su agrado, sino esforzándose en obtener el “concepto correcto” de cada cosa, puramente según los fenómenos que se le presentan en su aspecto exterior. Esto es lo primero formarse el “concepto correcto” de una cosa.
En segundo lugar es preciso volverse independiente de cuanto ha quedado de las encarnaciones anteriores y esforzarse en juzgar también de acuerdo con nuestro concepto correcto; no por cualesquiera otras influencias, sino únicamente de acuerdo al concepto correcto que nos hayamos formado al respecto. El segundo factor consiste, pues, en el “juzgar correcto”.
En tercer lugar se trata de que, cuando nos dirigimos al mundo, hemos de esforzarnos en expresar también correctamente lo que queremos comunicar, de acuerdo con nuestro concepto correcto y juicio correcto; esto requiere que a nuestras palabras no agreguemos nada, aparte de aquello que realmente es nuestra opinión; y no solamente a nuestras palabras, sino a todo lo que sea expresión de nuestro ser.
En cuarto lugar es preciso esforzamos en no actuar según nuestras simpatías y antipatías, ni tampoco según aquello que sombría­mente nos agita como Samskara, sino en tratar que se convierta en acción lo que hayamos captado como el concepto correc­to, el juicio correcto y la palabra correcta. Esto es, por consi­guiente, la acción correcta, el "modo correcto de actuar".
La quinta capacidad que el hombre necesita para liberarse de lo que vive en él, es adquirir la correcta posición, la situación correcta en el mundo. Veremos claramente a que se refería el Buda, si nos decimos: hay tantas gentes que no están contentas con su quehacer en el mundo y que piensan que en esta o aquella po­sición podrían desenvolverse mejor. Pero el hombre debiera ha­cer lo posible a fin de alcanzar lo mejor que pueda dentro de la situación en que ha nacido o en que el destino le ha colocado, quiere decir, situarse en la mejor "posición". Quien no se sienta conforme con la situación en que se encuentra, tampoco podrá ganar de ella la fuerza que le pueda conducir al correcto actuar en el mundo. A esto el Buda lo llama conquistar la "posición correcta".
El sexto paso, consiste en que hagamos todo lo posible para que lo ya alcanzado, o sea, el concepto correcto, el co­rrecto juzgar, etc., se transforme en nuestra actitud habitual. En la infancia tenemos esta o aquella inclinación o hábito. Pero el hombre debe esforzarse en no conservar los hábitos que pro­vienen del Samskara, sino en adquirir los hábitos en que se con­vierten gradualmente el correcto concepto, el correcto juzgar, la correcta palabra, etc. Estos son los "correctos hábitos" que de­bemos adquirir.
En séptimo lugar debiéramos poner orden en nuestra vida de tal manera que en nuestro actuar de hoy jamás nos olvidemos de lo realizado ayer. No alcanzaríamos nada en la vida, si cada vez tuviésemos que volver a aprender nuestras habilidades. El hombre debiera tratar de formarse- pensamien­tos y memoria de todo lo relativo a su existencia y, constante­mente debiera aprovechar lo ya aprendido, enlazando el presente con el pasado. Esta es la "memoria correcta" -en sentido bu­dista- del que el hombre debe apropiarse en el sendero de ocho etapas.
La octava facultad consiste en que el hombre, sin pre­dilección por esta o aquella opinión, sin dejarse guiar por lo que le ha quedado de encarnaciones anteriores, logre entregarse pu­ramente a las cosas, las contemple y las deje hablar a sí mismo, con exclusión de todo lo demás. Esta es la "contemplación co­rrecta".
He aquí el "Sendero de ocho etapas" del cual el Buda decía a sus discípulos que su observancia conduciría, paso a paso, a apagar la sed de existencia que es la causa del sufrimiento, y a dar al alma lo que la libera de todo aquello que proviene de las vidas pasadas y que la reduce a la esclavitud.“



Al haber hecho esto Gautama Buda, significa que todos tenemos las causas para poderlo hacer. Como casi para todas las cosas, esto es libre albedrío, o sea, el ejecutarlo o no, el recorrer estos senderos o no, pero como tal opción que se nos presenta, el que no la tome debe responsabilizarse en el sentido de su no liberación, difícilmente la divinidad va a hacer algo por aquel que no hace nada por si mismo. Tomémosle el peso a lo hecho por Buda, así como Cristo Jesús y otros, que han desarrollado una planificación divina para nuestra salvación, esta es la gran ayuda de la divinidad. Tómala o déjala, pero en forma responsable, asume tus propias decisiones y las consecuencias de ellas. Esto es el gran legado de Buda a la humanidad de nuestro planeta, como estoy viendo las cosas al día de hoy.
*saṃskāra (संस्कार): MW1153.2 (masculino) latencia; sam (junto, completo) + kāra (acto de hacer, de trabajar), deriva de √kṛ (hacer, representar); 1) impresión latente o subliminal; huella psíquica dejada por una experiencia anterior en la memoria profunda; 2) consecuencia de una acción que condiciona otra futura; I.18 - I.50 - II.15 - III.18; saṃskārayoḥ (masculino, genitivo, dual) III.9 - IV.9; saṃskārāt (masculino, ablativo, singular) III.10; saṃskārebhyaḥ (masculino, ablativo, plural) IV.27