Abraham es uno de los patriarcas, sumo sacerdote de Melkizedek, pero su gran figura fue empequeñecida y hay realmente muy poca información sobre el en el rollo del Génesis. Joseph Smith, recibió información relevante sobre Abraham y aunque está notoriamente cortada permite hacerse una mayor idea sobre la creación, sobre el derecho del sacerdocio Melquisedequiano, sobre Adam y sobre Abraham.
Retrato de Joseph Smith |
EL
LIBRO DE ABRAHAM TRADUCIDO DEL PAPIRO POR JOSÉ SMITH Una traducción
de unos anales antiguos que han llegado a nuestras manos procedentes
de las catacumbas de Egipto. Los escritos de Abraham mientras se
hallaba en Egipto, llamado el Libro de Abraham; fue escrito de su
propia mano en papiro.
CAPÍTULO
1
1
En la tierra de los caldeos, en la morada de mi padre, yo, Abraham,
vi que me era necesario buscar otro lugar donde morar; 2 y hallando
que había mayor felicidad, paz y reposo para mí, busqué las
bendiciones de los padres, y el derecho al cual yo debía ser
ordenado, a fin de administrarlas; habiendo sido yo mismo seguidor de
la rectitud, deseando también ser el poseedor de gran conocimiento,
y ser un seguidor más fiel de la rectitud, y lograr un conocimiento
mayor, y ser padre de muchas naciones, un príncipe de paz, y
anhelando recibir instrucciones y guardar los mandamientos de Dios,
llegué a ser un heredero legítimo, un Sumo Sacerdote,
poseedor del derecho que pertenecía a los patriarcas. 3 Me fue
conferido de los padres; descendió de los padres, desde que comenzó
el tiempo, sí, aun desde el principio, o sea, antes de la fundación
de la tierra hasta el tiempo presente, a saber, el derecho del
primogénito, o sea, del primer hombre, el cual es Adán, nuestro
primer padre, y por conducto de los padres hasta mí. 4 Busqué mi
nombramiento en el sacerdocio conforme al nombramiento de Dios a los
padres en lo que atañe a la descendencia. 5 Habiéndose apartado mis
padres de su rectitud y de los santos mandamientos que el Señor su
Dios les había dado, y habiéndose entregado a la adoración de los
ídolos de los paganos, se negaron por completo a escuchar mi voz; 6
porque sus corazones estaban resueltos a hacer lo malo, y se habían
entregado completamente al dios de Elkénah, y al dios de Líbnah, al
dios de Mahmáckrah, al dios de Korash y al dios de Faraón, rey de
Egipto; 7 de modo que, tornaron sus corazones al sacrificio de los
paganos, ofreciendo sus hijos a sus ídolos mudos, y no escucharon mi
voz, sino que trataron de quitarme la vida por mano del sacerdote de
Elkénah. El sacerdote de Elkénah era también el sacerdote de
Faraón. 8 En este tiempo era costumbre del sacerdote de Faraón, rey
de Egipto, ofrecer hombres, mujeres y niños como sacrificio a estos
dioses extraños, sobre el altar que se había construido en la
tierra de Caldea. 9 Y sucedió que el sacerdote ofreció un
sacrificio al dios de Faraón, y también al dios de Shagreel, a la
manera de los egipcios. El dios de Shagreel era el sol. 10 Y hasta un
niño ofreció el sacerdote de Faraón, como ofrenda de gratitud,
sobre el altar que se hallaba junto a la colina llamada la colina de
Potifar, a la cabecera de la planicie de Olishem. 11 Ahora bien, en
cierta ocasión, este sacerdote había sacrificado a tres vírgenes,
hijas de Onítah, uno de los de linaje real directamente de los lomos
de a Cam. Sacrificaron a estas vírgenes por motivo de su virtud; no
quisieron postrarse para adorar dioses de madera ni de piedra; por
consiguiente, les quitaron la vida sobre este altar, y se hizo según
la manera de los egipcios. 12 Y sucedió que los sacerdotes me
tomaron por la fuerza, a fin de matarme a mí también, como lo
hicieron con aquellas vírgenes sobre este altar; y para que tengáis
una idea de este altar, os referiré a la representación que se
encuentra al principio de este relato. 13 Estaba hecho en forma de
cama, semejante a las que se usaban entre los caldeos, y se hallaba
ante los dioses de Elkénah, Líbnah, Mahmáckrah, Korash y también
un dios parecido al de Faraón, rey de Egipto. 14 Para que entendáis
cómo eran estos dioses, os he hecho una representación de ellos en
las figuras que se encuentran al principio, tipo de figuras que los
caldeos llaman Rahleenos, que significa jeroglíficos. 15 Y al
levantar sus manos contra mí para sacrificarme y quitarme la vida,
he aquí, elevé mi voz al Señor mi Dios, y el Señor escuchó y
oyó, y me llenó con la visión del Todopoderoso, y el ángel de su
presencia se puso a mi lado e inmediatamente soltó mis ligaduras; 16
y me habló su voz: Abraham, Abraham, he aquí, a Jehová es mi
nombre, y te he oído, y he descendido para librarte y llevarte de la
casa de tu padre y de toda tu parentela a una tierra extraña de la
cual nada sabes; 17 y esto por causa de que han apartado sus
corazones de mí para adorar al dios de Elkénah, y al dios de
Líbnah, y al dios de Mahmáckrah, y al dios de Korash, y al dios de
Faraón, rey de Egipto; por tanto, he descendido para visitarlos y
destruir a aquel que ha levantado su mano contra ti, Abraham, hijo
mío, para quitarte la vida. 18 He aquí, con mi mano te conduciré,
y te llevaré para poner sobre ti mi nombre, sí, el sacerdocio de tu
padre, y mi poder descansará sobre ti. 19 Cual fue con Noé, tal
será contigo; pero mediante tu ministerio se conocerá mi a nombre
en la tierra para siempre, porque yo soy tu Dios. 20 He aquí, la
colina de Potifar se hallaba en la tierra de Ur de los caldeos. Y el
Señor derribó el altar de Elkénah y de los dioses de la tierra, y
los destruyó por completo, e hirió al sacerdote de modo que murió;
y hubo gran luto en Caldea y también en la corte de Faraón; y
Faraón significa rey por sangre real. 21 Este rey de Egipto era
descendiente de los lomos de Cam y por nacimiento era de la sangre de
los cananeos. 22 De esta descendencia nacieron todos los egipcios, y
así se conservó la sangre de los cananeos en la tierra. 23 La
tierra de Egipto fue descubierta primeramente por una mujer que era
hija de Cam e hija de Egyptus, que en caldeo significa Egipto, y
quiere decir aquello que está prohibido. 24 Cuando esta mujer la
descubrió, la tierra se hallaba inundada, y más tarde estableció a
sus hijos allí; y así nació de Cam la raza que conservó la
maldición sobre la tierra. 25 Ahora, Faraón, el hijo mayor de
Egyptus, hija de Cam, estableció el primer gobierno de Egipto, y fue
a semejanza del gobierno de Cam, el cual era patriarcal. 26 Faraón,
siendo un hombre justo, estableció su reino y juzgó prudente y
rectamente a su pueblo todos sus días, tratando sinceramente de
imitar el orden que los padres establecieron en las primeras
generaciones, en los días del primer reinado patriarcal, sí, en el
reinado de Adán y también de Noé, su padre, quien lo bendijo con
las bendiciones de la tierra y con las bendiciones de sabiduría, mas
lo maldijo en cuanto al sacerdocio. 27 Siendo, pues, Faraón de ese
linaje que le impedía poseer el derecho del sacerdocio, aun cuando
los Faraones de buena gana lo habrían reclamado de Noé, por el
linaje de Cam, resultó que mi padre fue descarriado por la idolatría
de ellos; 28 pero de aquí en adelante procuraré delinear la
cronología que se remonta desde mí hasta el principio de la
creación, porque han llegado a mis manos los anales que tengo hasta
el día de hoy. 29 Y después que el sacerdote de Elkénah fue herido
y murió, se cumplieron las cosas que me fueron dichas con respecto a
la tierra de Caldea, de que habría hambre en la tierra. 30 De modo
que prevaleció el hambre por toda la tierra de Caldea, y mi padre se
vio atormentado gravemente por causa del hambre, y se arrepintió del
mal que había resuelto en contra de mí para quitarme la vida. 31
Pero el Señor mi Dios preservó en mis propias manos los anales de
los padres, sí, los patriarcas, concernientes al derecho del
sacerdocio; por tanto, he guardado hasta el día de hoy el
conocimiento del principio de la creación, y también de los
planetas y de las estrellas, tal como se dio a conocer a los
patriarcas; y trataré de escribir algunas de estas cosas en este
relato para el beneficio de mi posteridad que vendrá después de mí.
CAPÍTULO
2
1
Ahora, Dios el Señor hizo que se agravase el hambre en la tierra de
Ur, tanto que murió mi hermano a Harán; pero mi padre Taré siguió
viviendo en la tierra de Ur de los caldeos. 2 Y aconteció que yo,
Abraham, tomé por esposa a Sarai; y Nacor, mi hermano, tomó por
esposa a Milca, la cual era hija de Harán. 3 Y el Señor me había a
dicho: Abraham, sal de tu país y de tu parentela y de la casa de tu
padre, a una tierra que yo te mostraré. 4 Por consiguiente, salí de
la tierra de Ur de los caldeos para ir a la tierra de Canaán; y
llevé a Lot, el hijo de mi hermano, y a su esposa, y a Sarai, mi
esposa; y mi padre también me siguió hasta la tierra que llamamos
Harán. 5 Y menguó el hambre; y mi padre se quedó en Harán y allí
moró, porque había muchos rebaños en Harán; y mi padre volvió de
nuevo a su idolatría, por lo que permaneció en Harán. 6 Mas yo,
Abraham, y Lot, el hijo de mi hermano, oramos al Señor, y el Señor
se me apareció y me dijo: Levántate y toma a Lot contigo; porque me
he propuesto sacarte de Harán y hacer de ti un ministro para llevar
mi nombre en una tierra extraña que daré por posesión sempiterna a
los de tu descendencia después de ti, cuando escuchen mi voz. 7
Porque yo soy el Señor tu Dios; yo habito en el cielo; la tierra es
el estrado de mis pies; extiendo mi mano sobre el mar, y obedece mi
voz; hago que el viento y el fuego me sean por carro; a las montañas
digo: Idos de aquí; y he aquí, se las lleva el torbellino en un
instante, repentinamente. 8 Jehová es mi nombre, y conozco el fin
desde el principio; por lo tanto, te cubriré con mi mano. 9 Y haré
de ti una nación grande y te bendeciré sobremanera, y engrandeceré
tu nombre entre todas las naciones, y serás una bendición para tu
descendencia después de ti, para que en sus manos lleven este
ministerio y sacerdocio a todas las naciones. 10 Y las bendeciré
mediante tu nombre; pues cuantos reciban este evangelio serán
llamados por tu nombre; y serán considerados tu descendencia, y se
levantarán y te bendecirán como padre de ellos; 11 y bendeciré a
los que te bendijeren, y maldeciré a los que te maldijeren; y en ti
(es decir, en tu sacerdocio) y en tu descendencia (es decir, tu
sacerdocio), pues te prometo que en ti continuará este derecho, y
en tu descendencia después de ti (es decir, la descendencia literal,
o sea, la descendencia corporal) serán bendecidas todas las familias
de la tierra, sí, con las bendiciones del evangelio, que son las
bendiciones de salvación, sí, de vida eterna. 12 Y después que el
Señor hubo cesado de hablarme, y retiró su faz de mí, dije en mi
corazón: Tu siervo te buscó diligentemente; ahora te he hallado; 13
enviaste a tu ángel para librarme de los dioses de Elkénah, y bien
haré si escucho tu voz; permite, pues, que tu siervo se levante y
vaya en paz. 14 Así que yo, Abraham, salí como el Señor me había
dicho,
CAPÍTULO
3
1
Y yo, Abraham, tenía el Urim y Tumim, que el Señor mi Dios me había
dado en Ur de los caldeos; 2 y vi las estrellas, y que eran muy
grandes, y que una de ellas se hallaba más próxima al trono de
Dios; y había muchas de las grandes que estaban cerca; 3 y el Señor
me dijo: Estas son las que rigen; y el nombre de la mayor es Kólob,
porque está cerca de mí, pues yo soy el Señor tu Dios; a esta la
he puesto para regir a todas las que pertenecen al mismo orden que
esa sobre la cual estás. 4 Y el Señor me dijo por el Urim y Tumim
que Kólob era conforme a la manera del Señor, según sus tiempos y
estaciones en sus revoluciones; que una revolución era un día para
el Señor, según su manera de contar, que es mil años de acuerdo
con el tiempo que le es señalado a esa donde estás. Esta es la
computación del tiempo del Señor, según el cómputo de Kólob. 5 Y
el Señor me dijo: El planeta que es el luminar menor, más pequeño
que aquel que ha de señorear el día, sí, la luz de la noche, está
más arriba, o sea, es mayor que aquel donde te encuentras, en cuanto
a computación, pues se mueve en orden más despacio; esto va en
orden, porque se halla sobre la tierra en la cual estás; por
consiguiente, no es tanta la computación de su tiempo, en lo que
respecta a su número de días, de meses y de años. 6 Y el Señor me
dijo: Abraham, estos dos hechos existen, he aquí, tus ojos lo ven;
te es concedido conocer los tiempos de computar y el tiempo fijo, sí,
el tiempo fijo de la tierra sobre la cual estás, así como el tiempo
fijo del luminar mayor que se ha puesto para señorear el día y el
tiempo fijo del luminar menor que se ha puesto para señorear la
noche. 7 Ahora, el tiempo fijo del luminar menor es más largo, en
cuanto a su computación, que la computación del tiempo de la tierra
sobre la cual estás. 8 Y donde existan estos dos hechos, habrá otro
sobre ellos, es decir, habrá otro planeta cuya computación de
tiempo será más larga todavía; 9 y así habrá la computación del
tiempo de un planeta sobre otro, hasta acercarte a Kólob, el cual es
según la computación del tiempo del Señor. Este Kólob está
colocado cerca del trono de Dios para gobernar a todos aquellos
planetas que pertenecen al mismo orden que aquel sobre el cual estás.
10 Y te es dado conocer el tiempo fijo de todas las estrellas que han
sido puestas para dar luz, hasta acercarte al trono de Dios. 11 Así
fue que yo, Abraham, hablé con el Señor cara a cara, como un hombre
habla con otro; y me habló de las obras que sus manos habían hecho;
12 y él me dijo: Hijo mío, hijo mío (y tenía extendida su mano),
he aquí, te mostraré todas estas. Y puso su mano sobre mis ojos, y
vi aquellas cosas que sus manos habían creado, las cuales eran
muchas; y se multiplicaron ante mis ojos, y no pude ver su fin. 13 Y
me dijo: Esto es Shinehah, que es el sol. Y me dijo: Kókob, que
significa estrella. Y me dijo: Olea, que es la luna. Y me dijo:
Kókaubeam, que quiere decir estrellas, o sea, todos los grandes
luminares que había en el firmamento del cielo. 14 Y era de noche
cuando el Señor me habló estas palabras: Te multiplicaré a ti, y a
tu posteridad después de ti, igual que estas; y si puedes contar el
número de las arenas, así será el número de tus descendientes. 15
Y el Señor me dijo: Abraham, te enseño estas cosas antes que entres
en Egipto, para que declares todas estas palabras. 16 Si existen dos
cosas, y una está sobre la otra, habrá cosas mayores sobre ellas;
por consiguiente, Kólob es la mayor de todas las Kókaubeam que has
visto, porque está más cerca de mí. 17 Ahora bien, si hay dos
cosas, una sobre la otra, y si la luna está sobre la tierra,
entonces puede ser que sobre ella exista un planeta o una estrella; y
no hay nada que el Señor tu Dios disponga en su corazón hacer que
él no haga. 18 De ahí que él hizo la estrella mayor. Así también,
si hay dos espíritus, y uno es más inteligente que el otro, sin
embargo estos dos espíritus, a pesar de ser uno más inteligente que
el otro, no tienen principio; existieron antes, no tendrán fin,
existirán después, porque son gnolaum o eternos. 19 Y el Señor me
dijo: Estos dos hechos existen: Hay dos espíritus, y uno es más
inteligente que el otro; habrá otro más inteligente que ellos; yo
soy el Señor tu Dios, soy a más inteligente que todos ellos. 20 El
Señor tu Dios envió a su ángel para a librarte de las manos del
sacerdote de Elkénah. 21 Yo habito en medio de todos ellos; por
tanto, he descendido ahora para darte a conocer las obras que mis
manos han hecho, por lo que mi sabiduría los sobrepuja a todos
ellos, pues reino arriba en los cielos y abajo en la tierra, con toda
sabiduría y prudencia, sobre todas las inteligencias que tus ojos
han visto desde el principio; yo descendí en el principio en medio
de todas las inteligencias que has visto. 22 Y el Señor me había
mostrado a mí, Abraham, las inteligencias que fueron organizadas
antes que existiera el mundo; y entre todas estas había muchas de
las nobles y grandes; 23 y vio Dios que estas almas eran buenas, y
estaba en medio de ellas, y dijo: A estos haré mis gobernantes; pues
estaba entre aquellos que eran espíritus, y vio que eran buenos; y
me dijo: Abraham, tú eres uno de ellos; fuiste a escogido antes de
nacer. 24 Y estaba entre ellos uno que era semejante a Dios, y dijo a
los que se hallaban con él: Descenderemos, pues hay espacio allá, y
tomaremos de estos materiales y haremos una tierra sobre la cual
estos puedan morar; 25 y con esto los a probaremos, para ver si b
harán todas las cosas que el Señor su Dios les mandare; 26 y a los
que guarden su primer estado les será añadido; y aquellos que no
guarden su primer estado no tendrán gloria en el mismo reino con los
que guarden su primer estado; y a quienes guarden su segundo estado,
les será aumentada gloria sobre su cabeza para siempre jamás. 27 Y
el Señor dijo: ¿A quién enviaré? Y respondió uno semejante al
Hijo del Hombre: Heme aquí; envíame. Y otro contestó, y dijo:
Heme aquí; envíame a mí. Y el Señor dijo: Enviaré al primero. 28
Y el a segundo se llenó de ira, y no guardó su primer estado; y
muchos lo siguieron ese día.
CAPÍTULO
4
1
Entonces el Señor dijo: Descendamos. Y descendieron en el principio,
y ellos, esto es, los Dioses, organizaron y formaron los cielos y la
tierra. 2 Y la tierra, después de ser formada, estaba vacía y
desolada, porque no habían formado más que la tierra; y la
obscuridad prevalecía sobre la faz del abismo, y el Espíritu de los
Dioses cubría la faz de las aguas. 3 Y ellos (los Dioses) dijeron:
Haya luz; y hubo luz. 4 Y ellos (los Dioses) comprendieron la luz,
porque brillaba; y separaron la luz, o sea, hicieron que fuera
separada de las tinieblas. 5 Y los Dioses llamaron a la luz Día, y a
las tinieblas llamaron Noche. Y aconteció que desde la tarde hasta
la mañana llamaron noche, y desde la mañana hasta la tarde llamaron
día; y este fue el primero, o sea, el principio de lo que ellos
llamaron día y noche. 6 Y los Dioses también dijeron: Haya una a
expansión en medio de las aguas, y esta separará las aguas de las
aguas. 7 Y los Dioses ordenaron la expansión, de modo que separó
las aguas que estaban debajo de la expansión de las aguas que
estaban sobre la expansión; y así fue, tal como ordenaron. 8 Y los
Dioses llamaron a la expansión Cielo. Y sucedió que lo que fue
desde la tarde hasta la mañana llamaron noche; y sucedió que lo que
fue desde la mañana hasta la tarde llamaron día; y fue la segunda
ocasión que designaron noche y día. 9 Y los Dioses ordenaron,
diciendo: Júntense en un lugar las aguas que están debajo del
cielo, y aparezca la tierra seca; y fue hecho como lo ordenaron; 10 y
a la parte seca los Dioses llamaron Tierra; y al recogimiento de las
aguas llamaron Grandes Aguas; y los Dioses vieron que se les
obedecía. 11 Y los Dioses dijeron: Preparemos la tierra para que
produzca a pasto; la hierba que dé semilla; el árbol frutal que dé
fruto según su especie, cuya semilla dentro de sí reproduzca su
especie sobre la tierra; y fue así, tal como ordenaron. 12 Y los
Dioses organizaron la tierra para que produjese el pasto de su propia
semilla, y la hierba para que de su propia semilla produjese hierba,
dando semilla según su especie; y la tierra para que produjese el
árbol frutal de su propia semilla, cuya semilla solo pudiera
reproducir lo que estuviese en sí, según su especie; y los Dioses
vieron que se les obedecía. 13 Y aconteció que contaron los días;
de la tarde a la mañana llamaron noche, y aconteció que de la
mañana a la tarde llamaron día; y fue la tercera ocasión. 14 Y los
Dioses organizaron los luminares en la expansión del cielo, e
hicieron que separasen el día de la noche; y los organizaron para
que fuesen por señales y por estaciones, y por días y por años; 15
y los organizaron para que fuesen por luminares en la expansión del
cielo, para alumbrar la tierra; y fue así. 16 Y los Dioses
organizaron los dos grandes luminares, el luminar a mayor para
señorear el día, y el luminar menor para señorear la noche; con el
luminar menor también fijaron las estrellas; 17 y los Dioses los
pusieron en la expansión de los cielos para dar luz a la tierra, y
para que señoreasen el día y la noche, y hacer que separasen la luz
de las tinieblas. 18 Y los Dioses vigilaron aquellas cosas que habían
ordenado hasta que obedecieron. 19 Y sucedió que de la tarde a la
mañana fue noche; y sucedió que de la mañana a la tarde fue día;
y fue la cuarta ocasión. 20 Y los Dioses dijeron: Preparemos las
aguas para que produzcan en abundancia los seres animados que tienen
vida; y las aves, para que vuelen sobre la tierra en la vasta
expansión del cielo. 21 Y los Dioses prepararon las aguas para que
produjesen grandes a ballenas y todo ser viviente que se mueve, los
cuales las aguas habían de producir abundantemente, según su
especie; y toda ave alada, según su especie. Y los Dioses vieron que
se les obedecería, y que su plan era bueno. 22 Y los Dioses dijeron:
Los bendeciremos y haremos que fructifiquen y se multipliquen y
llenen las aguas en los mares, o sea, las grandes aguas; y haremos
que las aves se multipliquen en la tierra. 23 Y sucedió que de la
tarde a la mañana llamaron noche; y sucedió que de la mañana a la
tarde llamaron día; y fue la quinta ocasión. 24 Y los a Dioses
prepararon la tierra para que produjese animales vivientes, según su
especie, ganado y todo lo que se arrastra, y bestias de la tierra
según su especie; y así se hizo, tal como habían dicho. 25 Y los
Dioses organizaron la tierra para que produjese las bestias según su
especie, y ganado según su especie; y todo lo que se arrastra sobre
la tierra, según su especie; y los Dioses vieron que obedecerían.
26 Y los Dioses tomaron consejo entre sí, y dijeron: Descendamos y
formemos al hombre a nuestra imagen, conforme a nuestra semejanza; y
le daremos dominio sobre los peces del mar, sobre las aves del cielo,
sobre el ganado y sobre toda la tierra y toda cosa que se arrastra
sobre la tierra. 27 De modo que los Dioses descendieron para
organizar al hombre a su propia imagen, para formarlo a imagen de los
Dioses, para formarlos varón y hembra. 28 Y dijeron los Dioses: Los
bendeciremos. Y los Dioses dijeron: Haremos que fructifiquen y se
multipliquen, y llenen la tierra y la sojuzguen; y que tengan dominio
sobre los peces del mar, sobre las aves del cielo y sobre toda cosa
viviente que se mueve sobre la tierra. 29 Y los Dioses dijeron: He
aquí, les daremos toda hierba que produce semilla que nacerá sobre
la faz de toda la tierra, y todo árbol que producirá fruto; sí,
les daremos el fruto del árbol que da semilla; esto les será por a
alimento. 30 Y a toda bestia de la tierra, a toda ave del cielo y a
todo lo que se arrastra sobre la tierra, he aquí, les daremos vida,
y también, les daremos toda hierba verde como alimento, y así se
organizarán todas estas cosas. 31 Y los Dioses dijeron: Haremos todo
lo que hemos dicho y los organizaremos; y he aquí, serán muy
obedientes. Y sucedió que de la tarde a la mañana llamaron noche; y
sucedió que de la mañana a la tarde llamaron día; y contaron la a
sexta ocasión.
CAPÍTULO
5
1
Y así terminaremos los cielos y la tierra, y todas sus huestes. 2 Y
los Dioses dijeron entre sí: En la séptima ocasión terminaremos
nuestra obra que hemos acordado; y en ella descansaremos de toda
nuestra obra que hemos acordado. 3 Y en la séptima vez los Dioses
concluyeron, porque en ella iban a descansar de todas sus obras que
ellos (los Dioses) acordaron entre sí formar; y la santificaron. Y
así fueron sus decisiones al tiempo que acordaron entre sí formar
los cielos y la tierra. 4 Y descendieron los Dioses y formaron los
orígenes de los cielos y de la tierra, cuando fueron hechos el día
en que los Dioses formaron la tierra y los cielos, 5 de acuerdo con
todo lo que habían dicho concerniente a toda planta del campo a
antes que se hallase sobre la tierra, y toda hierba del campo antes
que creciese; porque los Dioses no habían hecho llover sobre la
tierra cuando acordaron hacerlos, y no habían formado al hombre para
que labrase la tierra. 6 Mas subía de la tierra un vapor y regaba
toda la faz de la tierra. 7 Y los Dioses formaron al hombre del polvo
de la tierra, y tomaron su espíritu (esto es, el espíritu del
hombre), y lo pusieron dentro de él; y soplaron en su nariz el
aliento de vida, y el hombre fue alma viviente. 8 Y los Dioses
plantaron un jardín hacia el oriente en Edén, y allí pusieron al
hombre, cuyo espíritu habían puesto dentro del cuerpo que habían
formado. 9 Y los Dioses hicieron que de la tierra naciese todo árbol
que es agradable a la vista y bueno como alimento; también el árbol
de la vida en medio del jardín, y el árbol de la ciencia del bien y
del mal. 10 Había un río que corría del Edén para regar el
jardín, y de allí se repartía en cuatro brazos. 11 Y los Dioses
tomaron al hombre y lo pusieron en el Jardín de Edén para que lo
labrase y lo guardase. 12 Y los Dioses dieron mandamiento al hombre,
diciendo: De todo árbol del jardín podrás comer libremente, 13 mas
del árbol de la ciencia del bien y del mal no comerás, porque en la
ocasión en que de él comieres, de seguro morirás. Ahora bien, yo,
Abraham, vi que era según el tiempo del Señor, que era según el
tiempo de Kólob; porque hasta entonces los Dioses aún no le habían
señalado a Adán su manera de calcular el tiempo. 14 Y los Dioses
dijeron: Hagamos una ayuda idónea al hombre, por cuanto no es bueno
que el hombre esté solo; por consiguiente, formaremos para él una
ayuda idónea. 15 Y los Dioses hicieron que cayera un sueño profundo
sobre Adán, y durmió; y tomaron una de sus costillas y cerraron la
carne en su lugar; 16 y de la costilla que los Dioses habían tomado
del hombre, formaron ellos una mujer, y se la trajeron al hombre. 17
Y Adán dijo: Esta era hueso de mis huesos, y carne de mi carne;
ahora será llamada Varona, porque del varón fue tomada; 18 por lo
tanto, dejará el hombre a su padre y a su madre, y se allegará a su
esposa, y serán una sola carne. 19 Y estaban ambos desnudos, el
hombre y su esposa, y no se avergonzaban. 20 Y de la tierra formaron
los Dioses toda bestia del campo y toda ave del cielo, y las llevaron
a Adán para ver qué nombre les había de dar; y lo que Adán
llamara a toda cosa viviente, tal sería su nombre. 21 Y Adán dio
nombre a todo ganado, a las aves del cielo, a toda bestia del campo;
y se halló una ayuda idónea para Adán.