6 de junio de 2018

La espera activa, el próximo paso. Debemos actuar.



El video que acompaña este posteo explica lo que debemos hacer.
Hijas e hijos del Pueblo de Israel, hoy les quiero hacer una invitación a participar conmigo; a hacer una realidad, por eso les pido que vean el video, que contiene la invitación.

ES UN LLAMADO A LA ESPERA ACTIVA, ASI OCURREN LOS MILAGROS

Lo que dije en el video está explicado, en la Ley de la acción, una ley espiritual, algo que yo estaba dejando de hacer, no tuve la sabiduría suficiente para darme cuenta hasta ahora.
Lo señalé con otras palabras en mi libro de La Oración del Padre Nuestro YHVH, pero no estaba aplicando ese conocimiento pese a tener muy presente la Ley y de pronto un día tomé la decisión de hacer un giro, el necesario en mi vida y con el objetivo de hacer una realidad la promesa divina, largamente relatada en este blog y la Biblia, por supuesto. Entonces me di cuenta que me estaba saltando dicha ley.

Aquí está explicada la Ley dicho en forma muy simple y bien explicada


LA LEY DE LA ACCIÓN

DAR MOVIMIENTO A NUESTRA VIDA
No importa lo que sintamos o sepamos, no importan nuestras dotes potenciales o talentos, sólo la acción les da vida.
Muchos de nosotros entendemos conceptos como el compromiso, el coraje, y el amor, pero en realidad saber es hacer.
Hacer trae la comprensión, y las acciones convierten conocimientos en sabiduría.
No puedes atravesar el mar simplemente mirando al agua.
Rabindranath Tagore

Emergiendo del valle, escalamos una pequeña, pero pronunciada pendiente y desembocamos en una cuesta justo por encima de la cabaña de la santa. Mi estómago no dejaba de rugir. Exceptuando aquellas fresitas, no había comido en dos días. Justo entonces la santa anunció, "Es hora de comer."
"¡Que bueno!," dije yo. "Justamente lo que estaba pensando -"
"Lo sé," dijo ella. "Puedo oír a tu estómago rugir." Sonriendo me llevó a un jardín que ella misma había cultivado. Un riachuelo fluía a través de él, y era usado para irrigar las coloridas hierbas, frutas, y verduras que crecían allí.
"Coge cualquier cosa que te apetezca."
Cocinamos un potaje con patatas, salpicado con pimiento y algunas hierbas que no reconocí, servidas junto a una ensalada fresca. Mientras nos sentábamos a comer, la santa habló de la Ley de la Acción. "No puedes vivir de buenas intenciones," comenzó. "Para preparar esta comida, he despejado el terreno, cavado el suelo, y sembrado las semillas, antes de recoger la cosecha. Hacen falta más que sueños y buenas intenciones para vivir en este mundo; se necesita acción."
Mientras comíamos, me explicó un incidente – de una vida anterior, supuse. "Yo no siempre aprecié la diferencia entre las ideas y la acción," dijo la santa. "Cuando era una joven estudiante en la India, aprendí una importante lección. En aquellos tiempos, yo procedía de una familia privilegiada, y pasaba la mayoría de mi tiempo leyendo. Un día, durante un viaje, mientras un barquero me llevaba a través de un ancho río, le describí todos mis conocimientos y cómo los había conseguido. El barquero me escuchó atentamente; entonces, después de un rato, me preguntó: ¿sabes nadar? ´No,´ contesté, ´no puedo.´ ´Entonces me temo que todos tus conocimientos son una pérdida,´ dijo el barquero. ´El barco se hunde.´"
Los dos nos reímos mucho.
"Entonces, ¿qué pasó?" le pregunté.
"Oh, me ahogué," contestó ella. "Fue una lección que nunca olvidaré. Este mundo es un reino de energía y acción; no importa lo que sepas o quién seas – tampoco importa la cantidad de libros que hayas leído o los talentos que tengas – sólo la acción tiene el potencial de darles sentido en la vida. Las filosofías impresionan y las ideas abundan, pero las palabras, no importa como sean de elegantes, son baratas. Es fácil hablar de compromisos, coraje, y amor, pero hacer es entender, y la sabiduría nace a partir de la práctica."
La seguí mientras se acercaba al final del jardín. Escalamos algunas rocas, y observamos el bosque que se extendía a nuestros pies.
"Mucha gente disfrutaría con una vista como esta," dijo la santa. "A lo mejor aspiran a escalar hasta aquí, y quizás estén deseando tener la satisfacción de estar aquí de pie. Pero mientras muchos de ellos no han alcanzado la cima y disfrutado de la vista, nosotros lo hemos hecho – no porque seamos más inteligentes o más fuertes o lo merezcamos más, sino simplemente porque hemos hecho la escalada. Sólo aquellos que hacen la escalada disfrutan de la cima."
Después, mientras volvíamos a nuestra comida, la santa observó, "Emprender acciones nunca ha sido fácil en este mundo; fuerzas de duda e inercia están por todos los lados, hasta entre nuestra mente y cuerpo. Convertir las ideas en acciones requiere energía, sacrificio, coraje, y corazón, porque actuar es arriesgar. Tenemos que superar todas las buenas razones que nos invitan a apartarlo, a dejar que lo haga otra persona, a permanecer en la sencilla silla de las buenas intenciones. Pero la Ley de la Acción envía el mismo mensaje una y otra vez: es mejor hacer lo que es mejor que no hacerlo y tener una buena excusa."
"Yo pienso que se necesita coraje para levantarse cada día de la cama, y por tanto todo el mundo aplica la Ley de la Acción."
"Todos los seres vivos actúan, pero la mayoría de las personas no actúan sino que reaccionan - y sólo reaccionan como consecuencia de sufrir dolor o miedo, cuando las relaciones se convierten en un infierno o cuando los cuerpos físicos caen enfermos del estrés. La Ley de la Acción nos enseña a superar las inercias a la vez que las impaciencias, actuando con coraje, claras intenciones, y compromiso."
"¿Cómo podemos superar la inercia?"
"Aceptando tres realidades fundamentales," contestó ella. "Primero, aceptando nuestra humanidad y nuestra presencia física en el mundo; segundo, dándonos cuenta que nadie va a vivir por nosotros y que sólo nos hacemos más fuertes a partir de nuestros propios esfuerzos; y tercero, aceptando que la acción puede inicialmente comportar cierta incomodidad – y después ¡a continuar con ello!
"Ya no nos podemos permitir el lujo de esperar hasta que nos sintamos a salvo y seguros, inspirados o motivados – hasta que el miedo o la duda miren en la otra dirección. Ya no podemos esperar a que alguien nos dé permiso para actuar. Siento una gran urgencia. Es por eso que he vuelto a aparecer, en este tiempo y lugar – para cumplir lo que estoy hablando contigo ahora. Ha llegado el momento de actuar de acuerdo con nuestros ideales supremos, a pesar de temores, dudas, o incertidumbres que surjan. Sólo podemos mostrar coraje en la cara del miedo. Cada día necesitamos coraje, porque cada día nos enfrentamos a miedos – no necesariamente en situaciones dramáticas como atrapar a un ladrón o salvar a una persona que se ahoga, si no de formas diversas como expresando nuestros sentimientos, rompiendo un viejo hábito, o tomando el riesgo de ser diferente."
Nos levantamos y comenzamos a repelar lo poco que quedaba de nuestra comida. "Me gusta guardar las sobras como una ofrenda para los animales, pero no demasiado cerca de la cabaña." Me dirigió a través de algunos árboles hasta el final de una vertiente tan inclinada que casi era un barranco.
De pie en el borde del precipicio, la santa comenzó a tirar algunas sobras a los ciervos que merodeaban por abajo. De repente, la vertiente en la que estábamos, ablandada debido a las lluvias torrenciales, cedió. Antes de que mis ojos se percataran, ella desapareció de mi vista. Me incliné adelante y la vi despeñándose por la pendiente. Me encontré a mi mismo saltando por encima del precipicio, intentando mantener mi equilibrio mientras me deslizaba tras ella. Los dos nos deslizábamos en una caída vertical.
Ella estaba consciente, pues la vi agarrándose a las raíces de los árboles, intentando frenarse. Todo sucedió a cámara lenta, con todo lujo de detalles. Sabía que me estaba llenando de morados y rascadas, pero no sentía ningún dolor.
Quería ayudarla, pero primero tenía que ayudarme a mí mismo; comencé a agarrarme a raíces y hierbas. La suerte estuvo conmigo, y, mientras la superaba en la caída abajo, nos cogimos de la mano. Esto debió ser cuando una piedra me golpeó en la cabeza, porque no recuerdo nada más.
Me desperté estirado junto a un lago. Mi cabeza estaba mojada con sangre. Abrí los ojos y vi a la santa, con la cara sucia pero sonriente mientras limpiaba mi cabeza con un trapo mojado. "La cabeza ha dejado de sangrar," dijo ella. "Parece ser que vas a sobrevivir."
"Tú, también," dije intentando devolverle la sonrisa.
Más tarde, en el fresquito de la noche, mientras nos refugiábamos al lado del fuego en la cabaña, hice una reflexión sobre lo que había pasado, y finalmente el miedo me sacudió: "¡Nos podíamos haber matado! O me podría haber matado – no sé que te hubiera pasado a ti."
"Hubiera sido más sabio y mucho más seguro si te hubieras quedado donde estabas," respondió ella. "Pero mostraste coraje al venir tras mí."
"No intentaba ser un héroe; no me lo pensé. Simplemente te vi caer y salté."
"Bueno, una perfecta demostración de la Ley de la Acción."
"Si en el futuro necesitas más demostraciones, preferiría lanzar piedras a un árbol."
Ella sonrió. "Algunas veces estas cosas ocurren."
"Bueno, debe ser tu año de despeñarte montañas abajo," dije refiriéndome a la caída que me había explicado anteriormente.
"¿Crees que es un signo claro de que debería vivir cerca del nivel del mar?" me preguntó ella. Entonces, más seria, añadió, "Podía haber sido diferente. Te podías haber matado. Tu impulso por ayudar ha sido admirable pero con poca vista."
"¿Qué?"
"Tu asumiste que no me podía ayudar a mí misma."
"Bueno, sí que parecías necesitar un poco de ayuda."
"Y la necesitaba. Pero, ten en cuenta que cada ley contiene las semillas de su opuesto. A veces la compasión requiere acción, pero esta Ley también contiene la sabiduría de estar tranquilo y quieto, la acción de la inacción."
"Como la meditación," dije.
"Sí. Hay un momento para la acción y otro para estar quieto. Algunas veces puedes mostrar el coraje más grande, la paciencia, y la sabiduría permaneciendo tranquilo incluso cuando deseos o impulsos irresistibles te piden que actúes."
"¿Cómo puede saber uno el momento de actuar, y cuándo estar quieto?"
"Aquellos que tienden a la inercia y el miedo necesitan enfocar más en el deseo de actuar con bravura y decisión. Aquellos dados al discurso o a la acción impulsiva serían sabios parando, respirando profundamente, y observando sus impulsos sin sentirse obligados a actuar sobre ellos. En cualquier caso, escucha a la sabiduría de tu corazón; entonces sabrás cuando has de estar tranquilo y cuando has de actuar."
Después de eso, nos sentamos conjuntamente en la tranquilidad de la tarde, mirando a las llamas mientras el calor del fuego nos apaciguaba el dolor de nuestra reciente aventura. Mientras oscurecía, el cansancio me hizo dormir. Me estiré de lado, mirando las llamas, escuchando su voz: "El fuego transforma la materia en energía, recordándonos que todas las cosas pasan y cambian. Al final, todos somos consumidos por los fuegos sin llama de la vida. Actúa con bravura, viajero, mientras todavía tengas el tiempo, mientras todavía tengas un cuerpo." Tras sus palabras vino el silencio.

Las Leyes Espirituales, Dan Millman. “

Como podrán apreciar esta es la forma indicada y mientras estaba haciendo las grabaciones recibí una señal potente y clara de que esto es lo correcto, además en la mañana escuché a Yahshua Yahveh, responderme una de las preguntas que le hice anoche, por esto tengo la convicción de que es lo que están esperando que hagamos, para ellos dar el paso correspondiente.

Bendiciones para todo mi pueblo.

Amen amen amen amen.